04 Jul

La experiencia de “Tratamiento Comunitario” en El Alto

La experiencia de “Tratamiento Comunitario” en El Alto

Fotografía tomada en uno de los ambientes de la “Casa de la Ternura”, un lugar donde Fundación Munasim Kullakita brinda vivienda a jóvenes mayores de 18 años, que lograron salir de la dinámica de violencia sexual comercial, donde continúan su proceso.

 

El “Tratamiento Comunitario” es una metodología de trabajo con poblaciones en situación de exclusión y marginalidad social: “El Tratamiento con Base Comunitaria (TBC) es entendido como un conjunto de procesos en el cual se articulan actores, conceptos, acciones, instrumentos, prácticas y recursos organizados cuyo objetivo es promover el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, los grupos, las redes y las comunidades vinculadas al proceso de exclusión social grave[1]

Esta metodología se fundamenta en el modelo ECO2, este nombre “…se construyó como un juego de palabras, a partir de algunos de sus elementos esenciales: Epistemología de la Complejidad (ECO), Ética y Comunitaria (ECO), por lo tanto ECO2. La palabra ECO hace referencia también a la raíz griega que significa ‘Casa’ y está en la etimología de Ecumenismo y Ecología, aludiendo a los procesos de inclusión social que promueve el modelo.[2]

En Bolivia, particularmente en la ciudad de El Alto, fundación Munasim Kullakita implementa esta metodología a través de diferentes dispositivos orientados, en primera instancia, a la reducción del daño en poblaciones en situación de sufrimiento social, y en una siguiente etapa a la restitución paulatina y sistemática de derechos.

Esta fundación cuenta con un proyecto “Drop in center”, que consiste en un “centro de bajo umbral… que tiene como finalidad el apoyar y orientar a personas o grupos de la comunidad que viven situaciones de marginalidad social, sin que en el interior del mismo se repita o reproduzca el mismo proceso[3]

Orientado a adolescentes y jóvenes en situación de calle, con problemas de consumo de sustancias psicoactivas, el “Drop in center” permite que esta población permanezca al menos durante un tiempo en un espacio seguro, en el que a través de un código de convivencia estos adolescentes y jóvenes se comprometen a no consumir ningún tipo de sustancia, a no pelear, no robar, y además tienen disponibilidad de atención básica, como lavandería, ducha, alimentación y atención básica de salud; este es un dispositivo de reducción del daño. Un proyecto similar, que tiene como población objetivo niñas y adolescentes en situación o en riesgo de violencia sexual comercial, es el proyecto “Espacio Abierto” que también permite encarar un proceso de reducción del daño y de reflexión con esta población.

Otros dispositivos con los que opera la Fundación están orientados a la restitución de derechos, si bien estos se combinan con los de reducción del daño, también implican procesos más sostenidos, implican un acompañamiento individualizado, y objetivos concretos en cuanto a la restitución de derechos, por ejemplo la obtención de documentos de identidad (derecho a la identidad), recuperación de los vínculos familiares (derecho a la familia), diagnóstico y tratamiento de afecciones de salud (derecho a la salud), reinserción a los procesos educativos formales (derecho a la educación), entre otros.

Pero el trabajo de recuperación de esta población no concluye ahí, lamentablemente el sistema de protección a nivel municipal, departamental y nacional presenta un enorme hueco, y es que a partir de los 19 años las/los jóvenes que han tenido un proceso de sanación y de rehabilitación en Fundación Munasim Kullakita (y en general en cualquier institución que trabaje con niñas, niños y adolescentes) quedan desprotegidas/os nuevamente, puesto que no existe ninguna instancia que continúe estos procesos a partir de la mayoría de edad, el Estado no se hace cargo ni siquiera nominalmente de esta población.

Viendo esta situación la Fundación ha implementado proyectos de capacitación técnica, empleabilidad, emprendedurismo, que al menos en parte ayuda a las/los jóvenes mayores de 18 años a comenzar a valerse por sí mismas/os y reinsertarse social y económicamente a la comunidad, este proceso no es nada sencillo, y presenta una alta tasa de deserción y abandono, no solamente en el caso concreto de Fundación Munasim Kullakita, sino en todos los proyectos e intervenciones que trabajan con poblaciones en situación de vulnerabilidad, exclusión y marginalidad social.

El aspecto fundamental del modelo de Tratamiento Comunitario con el que trabaja Fundación Munasim Kullakita es el trabajo en comunidad, que se materializa en la creación de redes comunitarias que participan activamente en la solución de los problemas de marginalidad y exclusión social: “Un resultado bien documentado de múltiples y diversas investigaciones es que las redes sociales juegan un papel fundamental en los estados de salud/bienestar o enfermedad/malestar de las personas[4]

Del mismo modo en que el veneno de las víboras se utiliza para elaborar los antídotos para sus efectos, la comunidad –que es uno de los principales factores que genera marginalidad social, pues es la que juzga y excluye– es el elemento vital para recuperar a estas poblaciones de su situación de vulnerabilidad extrema, de este modo la comunidad se convierte en corresponsable de la recuperación y reinserción de estas adolescentes y jóvenes y en un referente positivo, en una alternativa ante las redes negativas que fueron las que en primera instancia introdujeron a estas/os niños, niñas y adolescentes en las dinámicas de violencia que se reproducen en la calle, y muchas veces en otros entornos: en las escuelas y en los mismos hogares.

Como parte de la comunidad ampliada de estos niños, niñas y adolescentes que viven y/o trabajan en las calles, de estas niñas y adolescentes en situación de violencia sexual comercial o en riesgo de caer en esta dinámica, a nosotros que vemos el mundo a través de un monitor o de un display, nos corresponde reflexionar respecto a nuestra corresponsabilidad en esta realidad, que no es ni tan lejana ni tan ajena como imaginamos, y comprender algunos detalles simples, por ejemplo que el mercado de la pornografía y de servicios sexuales, no tendría una oferta tan amplia si no existiera una demanda en franca expansión, demanda que, dicho sea de paso, en la mayoría de casos proviene de hombres que ven el mundo a través de un monitor o de un display.

 

[1] Fundación Convivir (s/n); “Tratamiento Comunitario”; https://convivir.org/areas/tratamiento-comunitario/

[2] Machin, Juan (2010); “Modelo ECO2: redes sociales, complejidad y sufrimiento social”; REDES- Revista hispana para el análisis de redes sociales Vol.18, #12, Junio 2010; http://revista-redes.rediris.es/html-vol18/vol18_12.htm

[3] Munasim Kullakita (s/n); “Programa de Tratamiento Comunitario”; https://www.munasimkullakita.org/programas/programa-de-tratamiento-comunitario.html

[4] Fundación Convivir (s/n); “Tratamiento Comunitario”; https://convivir.org/areas/tratamiento-comunitario/

 
Marco Villarroel es economista, especialista en preparación, monitoreo y evaluación de programas y proyectos de impacto social.

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